Pensar en ustedes es una mezcla agridulce de sentimientos…
Tan infinitamente agradecida de haberlos tenido en mi vida y tan increíblemente triste de haberlos visto partir….
Me quedan sus enseñanzas y todo el amor que me dieron, pero se llevan gran parte de mi inocencia y mi seguridad de nunca haber perdido a nadie…
Ahora sé la desesperación de querer oír una voz y no escucharla, la ilusión de orar esperando ver su rostro dibujado en el cielo, la necesidad de un abrazo de vuelta y la alegría de sentir el viento responder cuando hablo con ustedes.
Espero el día que pueda recordarlos sin sentir la urgencia intensa de contener el llanto, sin sentir que quema ese hueco donde iban sus brazos, sin embargo los sé mejor que aquí, donde ya nada les duele, donde el cuerpo se volvió tan solo un recuerdo y ese espíritu joven que siempre tuvieron puede sonreír de nuevo.
Algunas veces me inventó mil excusas para no llorar pues me preocupa que puedan verme y se inquieten por mi bien, que si de tanto añorarlos no los voy a dejar descansar… pero otras tantas el sentimiento es más fuerte que yo y termino sollozando sin querer.
Si llegasen a verme en esos momentos no se preocupen de mi sentir, es solo una expresión más de la intensidad de este amor que no tengo donde meterlo y lo suelto al viento para que les llegue donde estén…
No niego que quisiera poder abrazarlos, que pudiera marcarles para oír su voz… los extraño muchísimo, pero no tengo dudas que sintieron mi amor… muchas veces lo hablamos “en vida, hermano en vida”… sin embargo en mi inocencia, nunca esperé que al extinguirse su vida no significara el cese de la mía… creí que al amarlos todos los días no dolería no tenerlos… pero yo en vida, en la mía, los sigo amando y teniendo presentes tanto como cuando podía verlos y oírlos sin tener que soñar.
Hoy me doy permiso de sentir esta gran ausencia que dejaron sin ocultar las lágrimas, gotas cargadas de ese sentimiento tan intenso y bipolar que me llena de felicidad por saberme amada y de realidad por entender que van hilvanados a mi alma y hasta el fin de mi vida mi corazón los sujetará.
En vida hermano, en vida….
Tan infinitamente agradecida de haberlos tenido en mi vida y tan increíblemente triste de haberlos visto partir….
Me quedan sus enseñanzas y todo el amor que me dieron, pero se llevan gran parte de mi inocencia y mi seguridad de nunca haber perdido a nadie…
Ahora sé la desesperación de querer oír una voz y no escucharla, la ilusión de orar esperando ver su rostro dibujado en el cielo, la necesidad de un abrazo de vuelta y la alegría de sentir el viento responder cuando hablo con ustedes.
Espero el día que pueda recordarlos sin sentir la urgencia intensa de contener el llanto, sin sentir que quema ese hueco donde iban sus brazos, sin embargo los sé mejor que aquí, donde ya nada les duele, donde el cuerpo se volvió tan solo un recuerdo y ese espíritu joven que siempre tuvieron puede sonreír de nuevo.
Algunas veces me inventó mil excusas para no llorar pues me preocupa que puedan verme y se inquieten por mi bien, que si de tanto añorarlos no los voy a dejar descansar… pero otras tantas el sentimiento es más fuerte que yo y termino sollozando sin querer.
Si llegasen a verme en esos momentos no se preocupen de mi sentir, es solo una expresión más de la intensidad de este amor que no tengo donde meterlo y lo suelto al viento para que les llegue donde estén…
No niego que quisiera poder abrazarlos, que pudiera marcarles para oír su voz… los extraño muchísimo, pero no tengo dudas que sintieron mi amor… muchas veces lo hablamos “en vida, hermano en vida”… sin embargo en mi inocencia, nunca esperé que al extinguirse su vida no significara el cese de la mía… creí que al amarlos todos los días no dolería no tenerlos… pero yo en vida, en la mía, los sigo amando y teniendo presentes tanto como cuando podía verlos y oírlos sin tener que soñar.
Hoy me doy permiso de sentir esta gran ausencia que dejaron sin ocultar las lágrimas, gotas cargadas de ese sentimiento tan intenso y bipolar que me llena de felicidad por saberme amada y de realidad por entender que van hilvanados a mi alma y hasta el fin de mi vida mi corazón los sujetará.
En vida hermano, en vida….