Algunas veces la característica que nos hace únicos se convierte en un problema, nos ubica dentro de un mar de gente, nos expone a siempre tener que hacer algo “porque nos sale bien”, nos obliga o a resolver situaciones que realmente no tenemos idea de cómo, nos traiciona cuando lo queremos presumir, nos cuelga apoditos molestosos o la vibra de la gente, o como en mi caso, nos convierte en una fuente interminable de osos y apenadas… haciéndonos sentir de tanto en tanto como bichos raros.
Mi detalle particular: la carcajada sonora que tiende a convertirse en ataque de risa para desembocar en gruñido. Empiezo con tanta fuerza que si hay alguien durmiendo cerca de mí lo más probable es que se despierte (sorry pececito), después si la situación me sigue pareciendo graciosa, me quedo atrapada en una serie de carcajadas continuas ya de menor intensidad pero sobre las cuales no tengo ningún control, incluso mi pancita comienza a dolerme de tanto doblarse, para este punto la gente empieza a reírse de mi risa y eso me da todavía más risa, si logro controlarme quedo como estado de shock del esfuerzo, pero a veces sin querer ya para el final me sale un gruñido escandaloso prueba de mi falta de aire y que definitivamente hace que los demás se rían de mí … Y eso, dependiendo de la reacción y procedencia del auditorio, puede desencadenar una humillación o más risa y todo comienza de nuevo.
No podría ser de otra manera, cualquiera que me conoce sabe que soy muy muy parecida a papá, y él se ríe así, con fuerza, desde adentro, del corazón… Recuerdo que cuando era niña mamá contaba una anécdota: si mi bro estaba durmiendo y papá empezaba a reírse, mamá decía ¡bebé dormido! y él cambiaba su risa a estilo perro pulgoso como en "mute" para no interrumpir su sueño; yo no tengo tanta suerte para modularlo, (igual y se debe a que aún no tengo hijos y no convivo con lo complicado que puede ser despertarlo) pero aplico mano en la boca y procuro respirar profundo hasta que pase la necesidad de la carcajada, después de eso junto los dientes y aprieto rezando que eso amortigüe el sonido.
Muchas veces me he metido en aprietos por el pequeño escándalo que hago, una vez como a los 15 fuimos a comer mamá, papá, mi bro y yo, al terminar fui con mamá al wc, el local era un rectángulo grande estilo bodegón, los baños estaban ubicados justo en el medio de la pared del fondo haciendo línea recta con la puerta de entrada, las mesas estaban a los lados de ese pasillo grande formando una especie de pista de baile, el caso es que comenzando nuestro regreso a la salida iba sosteniendo a mamá del brazo, la gran ventaja es ella iba medio paso delante de mí, ninguna de las dos se dio cuenta del escaloncito que estaba por venir, mamá tropezó primero, ahí en plena mitad del restaurante donde la visión periférica de las mesas era abrumadora, afortunadamente como yo apliqué el jaloncito no se cayó, el problema fue cuando yo también me tropecé y entonces la aventé con la misma fuerza hacia adelante, ella trastabilló, yo di dos pasos rápidos medio atolondrados, mamá lo que más quería era salir rápidamente del lugar sin ser vista, pero no contaba con mi risa, como resultado a ese “te caes, me caigo, no me caigo, ¿q rayos pasó?” solté soberana carcajada nerviosa que todas las mesas voltearon a ver los 2 cuerpecitos endebles que todavía buscaban hacer equilibrio, basta decir que nos ganamos las risas de varios e incluso papá que ya estaba afuera pudo oír con claridad mi “pequeña expresión”.
Otro ejemplo memorable de cómo un oso ajeno se puede convertir en propio me pasó en primero de secundaria, el edificio tenía a los primeros en el tercer piso y a los terceros en el segundo, so debíamos pasar enfrente de ellos todas las veces. Nuestro horario de educación física era justo antes del recreo, así q debíamos regresar rápidamente para sacar el dinero, el lunch, tomar agua y medio asearnos antes de que cerraran el salón. Y ahí vamos 3 de las 5 mosqueteras que éramos en ese entonces, Concha iba a la cabeza lo más rápido que podía y Biux y yo con nuestra respectiva lentitud nos esforzábamos por seguirle el paso, pero hombre veníamos de correr como locas así que no estábamos precisamente frescas, en su desesperación por apurarnos se para en la escalera justo enfrente de los terceros y nos grita a todo pulmón “¡Apúrense que nos van a cerrar el calzón!” basta decir que como estábamos a punto de salir al recreo ya teníamos una cantidad considerable de compañeros viéndonos subir, Concha puso muy pálida primero, reaccionó, cambio a roja, y salió corriendo como loca, y claro mi reacción fue exactamente como la temí, soberana carcajada que atrajo todavía más compañeritos preguntando qué había pasado. Después de eso tuvimos que usar la otra escalera por un buen tiempo, pues cuando nos veían burlaban mi risa y preguntaban si íbamos con buen tiempo.
El fin pasado vinieron a casa las familias para una cena de inauguración bastante atrasada, sentada entre los primos de JC oía como molestaban a “la Vermix” por su risa, (una guapa adolescente muy madura para su edad que busca verse más guapa aún pero que tiende a gruñir al final de la risa) y me sentí tan identificada que le dije que no temiera, no es lo más malo del mundo gruñir al final de la risa, que incluso a mi me pasaba, no sé si eso haya sido consuelo o más bien una sentencia de lo mal que se puede poner el asunto, sin embargo bastó para que la dejaran de molestar por eso porque ya sería como burlarme a mí también y una de las ventajas de andar con uno de los primos grandes es que ganas cierto respeto de los chicos.
Al final de la noche nos quedamos jugando Pictionary y en uno de esos dibujos apresurados que haces los cuales no tienen nada que ver con la realidad soltamos todos la carcajada y curiosamente hice el gruñido, de inmediato me dijeron ¡¡es cierto!! Y yo pues si a poco creían que no?, obvio todos se rieron de mi gruñido y fue la oportunidad perfecta para reírme aún más, pero lo que más me gustó fue su carita como de no estoy sola, después de todo no soy la única que hace ruidos raros al reír.
Recuerdo cuando tenía su edad, recuerdo incluso lo mucho que me costó reírme con soltura ante mis amigos, lo mucho que me apena aún hoy cuando alguien me dice que me rio muy fuerte o hacen alguna burla de eso, poco a poco con el paso de los años fui apagando esa risa, buscando un sustituto que no fuera tan escandaloso, pero empezó a sentirse falso y prefería reír menos a reír sin ganas, hace poco en la oficina dijeron que se iban a reír como yo… y cuando lo hicieron me sentí expuesta, creo que esta característica única es todavía una de las fibras sensibles de mi ser.
Sin embargo las cosas cambian, y cada día es una nueva oportunidad de aprender algo, hace poco le pregunté a JC que guardaría de mí si muriera, si Dios le permitiera tener un recuerdo intangible de mí que pediría… y él me dijo “me quedaría con tu risa” y yo: “no, ya en serio, ¿con mi risa?” Y él respondió: “si, con tu risa, la guardaría en un cajita para que cada que me sintiera triste la abriera y oírte me hiciera sonreír”, simplemente me dejó sin palabras, me hizo sentir un abrazo cálido y tierno sin tocarme, me movió muchas cosas que ni siquiera sabía que tenía atoradas, me hizo sentir amada, completamente feliz.
Es cierto, pasé muchos años de mi vida sintiendo pena por la carcajada pero pensándolo bien, JC tiene toda la razón, recuerdo la risa sonora de mi papá y no me molesta en lo más mínimo, me hace sentir alegre saber que él esta riendo, se oye tan auténtica, tan entregada, del fondo del corazón, y bueno si somos tan parecidos, debo sonar un tanto como él.
Como dice y escribe una personita a la que admiro mucho y me encanta que se ríe de todas las tonteras que le cuento, que me lee aunque no me escriba nunca nada, que ha sido la más maravillosa de mis primas (jaja, es la única directa) y que sabe comprender la magia de cada amanecer “El día más inútil es aquél en el que no hemos reído”. Así que gente me seguiré riendo a carcajadas.
Esta entrada es para mis amigos, aquellos que han tenido que soportar mi peculiar ruido, aquellos que pasaron osos por mi culpa, aquellos que día a día me dejan ser como soy, a mi daddy, que me hizo casi casi a calca suya y a quien le debo mi característica única, a la fea, quien me regala siempre el sonido de su reír y especialmente a ese hombre que me ha cambiado la vida, que me vuelve loca de felicidad y de histeria, que me hace sentir como “la femme de sa vie” (jeje), a mi hombre, que me hace sentir afortunada de tener esta risa carcajada…
A ustedes ¡gracias!.
1 comentario:
Es impresionante la manera en la que haces una historia con algo tan simple,"EL MONOLOGO DE UNA CARCAJADA REPRIMIDA" jajajajajaja; pero es cierto cuantas experiencias divertidas y bellas se pueden obtener con una sonrisa, una risa o una carcajada, de alguna manera esa pequeña y simple expresion puede enmarcar de inigualable manera un momento especial y no tan especial, asta hace poco entendi de un comentario que lei en alguna parte, decia, deja de preocuparte de las expresiones de tu cara cuando rias, no le tengas miedo a las patas de gallo o arrugas que pudieran marcarse en tu rostro, rie, disfrutalo y sientelo, es cierto, cuantas cosas nos reprimimos por temos al que diran, a la verguenza o a simple y tonta amargura, NO AY QUE REPRIMIRSE NADA!! Si quieres reir rieee!! si quieres llorar!! LLORA! creo estimada amiga que JAMAS!! JAMAS DE LOS JAMASES DEJES DE ESTREMESER A LA GENTE CON TU ESTRONDOSA Y ALEGRE CARCAJADA!!Dejarias de ser tu si lo dejaras de hacer!!
Saludos te mando un abrazo fuerte fuerte!!
Kike Borrego
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