Definitivamente hoy empezó la mañana con una revelación fantástica, ni estoy loca de remate, ni soy psicópata, ni tengo problemas de controladora, (bueno esto tal vez un poco), ni es tampoco que él viva en el limbo, sea un despiste, o que no le importe lo que pasa; sino que todas esas diferencias y pequeños disgustos que parecen acentuarse cuando los dos buscamos terminar un problema, no son cosa de otro planeta, mi complejo comportamiento social y su simple proceder en las relaciones humanas se deriva del simple hecho que ( y aquí viene la revelación jajaja)… Él es hombre y yo soy mujer!!!
Si, así de simple, la diferencia de género hace la diferencia. El caso es que veníamos oyendo como cada mañana nuestra buena dosis de noticias con humor con Alejandro Cacho e Iñaki Manero, cuando de pronto en la entrevista del día comenzaron a hablar de las diferencias de funcionamiento entre el cerebro de hombres y mujeres, esas canijas responsables de que nos entendamos tan poco y nos necesitemos "tan mucho".
La verdad no pude sino lanzar una carcajada al reconocerme en esas molestísimas acciones inquisitivas que tenemos algunas féminas al enfrentar un problema: ¿por qué hiciste eso?, ¿qué estabas pensando?, ¿pero no pensaste lo que yo iba a sentir?, ¿cómo te sentirías si yo hiciera lo mismo?, a ver yo estoy entendiendo esto (cualquier cosa fatalista) ¿eso es lo que me quieres decir?, ¿entonces por qué me dijiste eso?, ¿por qué no me consultaste antes?, ¿pero qué te dijo exactamente?, ¿y tú qué le dijiste?, ¿y luego qué?, ¿cómo que no lo recuerdas? etc., etc., etc., una lista interminable de preguntas en las que intentamos analizar el cómo, el cuándo, el dónde, los involucrados, los sentimientos de los involucrados, las acciones de cada uno que orillaron a los demás a comportarse como lo hicieron, en fin el panorama completo de la situación; a fin de determinar las causas que originaron el problema y erradicarlas por completo, para evitar así, un nuevo disturbio igual a este.
Ahora explicando el caso de los hombres la doctora decía que ellos están programados para pensar en soluciones, al presentarse un problema buscan como resolverlo de la manera más eficiente posible, dejando de lado el surgimiento de la disputa, buscan la solución. Esta manera de pensar también le permite mantener relaciones sociales simples en las cuales no gaste su tiempo pensando en acciones y reacciones a como lo hacen las mujeres y su comportamiento en la sociedad no sea tan complejo.
No saben que alivio se siente saber que esa cantidad inmensa de preguntas que tu cerebro demanda de manera automática al recibir una nueva información contraria a lo que esperabas, (y que te obsequia un balde de agua helada), es tan solo una programación intrínseca a tu género, cuya explicación radica en la prevención de futuros episodios. De igual forma esa carencia que tiene él para responderme no es falta de interés en la relación, o (lo que sería peor), de amor hacia mi persona, simple y sencillamente es una programación diferente a la mía, el hecho de no recordar las frases, los detalles y las 23 mil nimiedades que para mí son esenciales solo quiere decir que está enfocado a la solución del problema, no que desee minimizarlo.
Es que de verdad llega el momento en que una como mujer se pregunta: “¿porqué rayos no puedo dejar pasar esto?, él tan simple no ahonda en el problema, busca la solución y tú queriendo darle vueltas y más vueltas hasta que tenga alguna lógica comprensible para ti”… Y es frustrante sentir que a él no le importa por el simple hecho que no puede responder todas las preguntas que uno hace.
Con esto no digo que todo ha quedado resuelto y no volveremos a tener problemas de comunicación, de hecho algunas veces tendremos que analizar la situación con lupa y lujo de detalles y otras con un simple “hagamos esto y se resuelve” quedarán, procurando recordar la situación del otro para hablar el mismo idioma.
Si, así de simple, la diferencia de género hace la diferencia. El caso es que veníamos oyendo como cada mañana nuestra buena dosis de noticias con humor con Alejandro Cacho e Iñaki Manero, cuando de pronto en la entrevista del día comenzaron a hablar de las diferencias de funcionamiento entre el cerebro de hombres y mujeres, esas canijas responsables de que nos entendamos tan poco y nos necesitemos "tan mucho".
La verdad no pude sino lanzar una carcajada al reconocerme en esas molestísimas acciones inquisitivas que tenemos algunas féminas al enfrentar un problema: ¿por qué hiciste eso?, ¿qué estabas pensando?, ¿pero no pensaste lo que yo iba a sentir?, ¿cómo te sentirías si yo hiciera lo mismo?, a ver yo estoy entendiendo esto (cualquier cosa fatalista) ¿eso es lo que me quieres decir?, ¿entonces por qué me dijiste eso?, ¿por qué no me consultaste antes?, ¿pero qué te dijo exactamente?, ¿y tú qué le dijiste?, ¿y luego qué?, ¿cómo que no lo recuerdas? etc., etc., etc., una lista interminable de preguntas en las que intentamos analizar el cómo, el cuándo, el dónde, los involucrados, los sentimientos de los involucrados, las acciones de cada uno que orillaron a los demás a comportarse como lo hicieron, en fin el panorama completo de la situación; a fin de determinar las causas que originaron el problema y erradicarlas por completo, para evitar así, un nuevo disturbio igual a este.
Ahora explicando el caso de los hombres la doctora decía que ellos están programados para pensar en soluciones, al presentarse un problema buscan como resolverlo de la manera más eficiente posible, dejando de lado el surgimiento de la disputa, buscan la solución. Esta manera de pensar también le permite mantener relaciones sociales simples en las cuales no gaste su tiempo pensando en acciones y reacciones a como lo hacen las mujeres y su comportamiento en la sociedad no sea tan complejo.
No saben que alivio se siente saber que esa cantidad inmensa de preguntas que tu cerebro demanda de manera automática al recibir una nueva información contraria a lo que esperabas, (y que te obsequia un balde de agua helada), es tan solo una programación intrínseca a tu género, cuya explicación radica en la prevención de futuros episodios. De igual forma esa carencia que tiene él para responderme no es falta de interés en la relación, o (lo que sería peor), de amor hacia mi persona, simple y sencillamente es una programación diferente a la mía, el hecho de no recordar las frases, los detalles y las 23 mil nimiedades que para mí son esenciales solo quiere decir que está enfocado a la solución del problema, no que desee minimizarlo.
Es que de verdad llega el momento en que una como mujer se pregunta: “¿porqué rayos no puedo dejar pasar esto?, él tan simple no ahonda en el problema, busca la solución y tú queriendo darle vueltas y más vueltas hasta que tenga alguna lógica comprensible para ti”… Y es frustrante sentir que a él no le importa por el simple hecho que no puede responder todas las preguntas que uno hace.
Con esto no digo que todo ha quedado resuelto y no volveremos a tener problemas de comunicación, de hecho algunas veces tendremos que analizar la situación con lupa y lujo de detalles y otras con un simple “hagamos esto y se resuelve” quedarán, procurando recordar la situación del otro para hablar el mismo idioma.
Sin embargo, con esta revelación siento una tranquilidad infinita por tener la certeza que no soy una maniática preguntona por el simple hecho de fregar y acorralar a mi hombre con un cuestionario, sino que realmente es una reacción programada de mi cerebro por nuestro bien, y su poco aporte de respuestas es tan solo la practicidad que le dicta su género para mantenerme a salvo en el menor tiempo posible!!!
Instintos que se complementan, diseñados por la naturaleza para formar equipos, pero ah carajos como es difícil compaginar el instinto en la era de la razón...
Yo me encargo de la prevención… él de la solución.
Yo me encargo de la prevención… él de la solución.
1 comentario:
Sí y no. Cierto que existen diferencias entre cada género pero de ahí a que se autojustifiquen o lo hagamos nosotros de antemano tampoco me parece certero. Creo que todo se reduce a darle a cada problema su real dimensión. Ni en todos hace falta pasar por alto los detalles como tampoco en todos se tiene que discutir a profundidad una nimiedad.
El chiste es distinguir cuál es cuál y esa es la parte complicada.
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